Los problemas de la placa base pueden afectar a una variedad de componentes y no siempre son fáciles de diagnosticar.
La placa base es una de las piezas centrales de cada PC — para bien o para mal. Los problemas de la placa base pueden afectar a una variedad de componentes y no siempre son fáciles de diagnosticar.
Uno de los primeros signos de un posible problema con la placa base es la falla en la prueba de encendido (POST, por sus siglas en inglés), que se lleva a cabo cuando se inicia la computadora. Un POST fallido puede indicar una placa base defectuosa. Sin embargo, es difícil determinar la causa exacta.
Errores como “Dispositivo de arranque inaccesible,” memoria RAM defectuosa u otros errores de componentes son posibles. Algunos sistemas utilizan señales acústicas especiales para identificar qué componente está causando un problema. Puedes buscar las señales exactas en línea o en el manual de la placa base.
Un problema común es la famosa “Pantalla Azul de la Muerte” (BSOD) en Windows. Los BSOD pueden ser el resultado de una variedad de problemas de hardware o software. En casos raros, esto también incluye una placa base defectuosa. Los códigos de error que se muestran cuando ocurre un BSOD pueden darte una indicación de la causa.
Es mejor investigarlos en línea para el diagnóstico. Apagones inexplicables de tu PC también pueden indicar un problema con la placa base. En tales casos, debes descartar otras causas primero. Por ejemplo, revisa la temperatura de la CPU en reposo y bajo carga.
Si las temperaturas son inusualmente altas sin aplicaciones exigentes en ejecución, esto podría indicar un problema con el enfriador de la CPU, por ejemplo, debido a una instalación incorrecta o una cantidad insuficiente de pasta térmica.
Errores gráficos o artefactos son otra causa común de problemas de placa base. Pueden indicar un conector PCI Express defectuoso en la placa. Para verificar esto, primero debes descartar que sea un problema con la tarjeta gráfica. Para hacerlo, actualiza los controladores o reinstálalos. Si el problema persiste, intenta insertar la tarjeta gráfica en otro conector. Si esto ayuda, es probable que el conector original esté defectuoso.
Los problemas de overclocking que llevan a fallos en el sistema también pueden rastrearse hasta la placa base. Esto puede deberse a un overclocking inestable o a una mala calidad de los VRM. Intenta configurar un overclock estable. Alternativamente, restablece la CPU a los valores predeterminados para ver si esto detiene los fallos. Los periféricos USB que no funcionan pueden ser una señal de puertos USB defectuosos en tu placa base. Verifica los dispositivos en diferentes puertos para ver si y dónde funcionan normalmente.
Si el problema persiste, el hardware de la placa base también podría ser el culpable. Además, problemas de RAM o almacenamiento pueden rastrearse hasta la placa base como el punto de inicio. Los signos de esto son que tu PC emite pitidos extraños cuando lo enciendes, se ralentiza con el tiempo o se bloquea con errores de memoria.
Reemplazando y probando los módulos de memoria, puedes determinar si el problema es con la RAM en sí o con los conectores. La placa base también puede entrar en juego si las salidas de video no funcionan. Sin embargo, primero debes asegurarte de que el cable y la pantalla funcionen correctamente.
Un olor a quemado proveniente de la computadora también puede indicar una falla grave en la fuente de alimentación o en la placa base. Apaga el PC de inmediato. Solo entonces revísalo en busca de signos visibles de componentes derretidos o quemados. Sin embargo, reparar una placa base defectuosa suele ser tedioso y no siempre vale la pena. En muchos casos, es mejor reemplazar la placa base por completo.